miércoles, 7 de diciembre de 2011

Lectura rápida: Un Paseo por mi Ciudad.

Damos por sentado lo que tenemos diariamente; mi ciudad no será una de las menos contaminadas de mi país, pero tiene sus zonas que no carecen de atractivos y muestran cierto ambiente desigual mientras avanzas por sus anchas calles. Por un lado, las grandes plazas con sus enormes vidrieras y los letreros de las tiendas de lujo. Por el otro lado tenemos a los vendedores, pedigüeños, los minusválidos, los limpia vidrios y demás vicisitudes que me indican que vivimos en una ciudad bastante ocupada.

Aunque la mitad mas uno de aquellos que están en las calles, ni saben para donde van encaminados.

Debo de admitir que fuera del trajín del ir y volver a la oficina, no tengo una vida activa en la semana de estar en el medio. Y el trabajo me queda
“Relativamente cerca” de donde vivo. Así que tenía aproximadamente tres años que no salía al centro, en día de semana.

Y cuando mi hermana me pidió de favor que fuera con ella, estaba más que entusiasmada.

Me había olvidado cuantos vehículos hay en la semana en las calles. Incluso más transeúntes. Hay más movimiento de policías de tránsito y por supuesto de los funcionarios que “demandan” su paso prioritario.
Me había olvidado que las plazas no se ven solo lindas los sábados: de lunes a viernes se ven iguales de lindas, pero también se ven muy agitadas. Es difícil encontrar un estacionamiento libre.

Se me había olvidado cuantas personas en la ciudad tenemos coches.

Sentí un aire nostálgico en mí pequeña aventura que apenas duró una hora y media por la ciudad.

Pero es aventura en fin.

Los camiones pesados que trabajan en la nueva línea del metro.

Los vendedores de agua.
¡Que nostalgia!

Claro que no era yo quien conducía.

Luego volví a mi realidad: a mis cuatro paredes que me rodean de ocho a seis diariamente (Excepto sábados), aquellas cuatro paredes que tienen que escuchar las ideas más inverosímiles y comentarios más absurdos de algunos clientes y relacionados.

Cuatro paredes que me habían hecho olvidar que hay algo más después del puente: y es una ciudad que crece a una velocidad vertiginosa y se atreve a dejarnos a muchos atrás.  

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