lunes, 26 de agosto de 2013

A quien Culpamos.

Iba a dejar que el tema se enfriara un poco pero es imposible con todo lo que está sonando en las ultimas tres semanas en Republica Dominicana, mas en la prensa. Y es precisamente el tema del incremento del embarazo en niñas de diez a trece años en nuestro País o como le desean titular "El inicio precoz de la sexualidad". Las notas de prensa y reportajes que hacen eco a la situación, pero al mismo tiempo, el ángulo real del problema se pierde.

Muchos argumentan que es el incorrecto procedimiento de fundaciones como Pro familia quienes están provocando que las menores se embaracen a destiempo. Otros dicen que es la descomposición social y familiar. El hecho que las madres y padres trabajen. Que los hogares de un solo padre. Que es el libre albedrio de las mujeres de nuestro país y otras “Teorías”, las provocadoras de este caos y que no quieren enfocarse mas allá en el hecho que “Hay adolescentes embarazadas de nueve, diez y  hasta los quince años de edad”.

Quieren desnaturalizar a los verdaderos cómplices de estas barbaries y no ir más a fondo, probablemente porque sacudir los cimientos de los mismos poderes del Estado es prácticamente gritar “Tranquen esto y boten la llave”.

No estamos ciegos y tampoco somos estúpidos trayendo a colación que los culpables de todo lo que está pasando son las mismas menores “Brindándose al placer al destiempo”. Culpando a la educación sexual que reciben en las escuelas (que digamos, es poquísima), para no atacar el problema de frente.
Y el problema es el siguiente: las niñas y las mujeres en general estamos desprotegidas en un país que en pleno siglo veintiuno le niegan los derechos más básicos.

Y los verdaderos culpables de todo lo que pasa con las niñas son los padres.
Si señores: usted mismo como padre o madre,  que está leyendo estas líneas.
Aquel padre que no habla con sus hijos cuando llega a su casa y se queda viendo la televisión o jugando Candy Crush o cualquier juego de moda actual.

Aquel padre que no le da seguimiento QUIEN Entra y sale de su casa cuando usted no está. Aquel padre que no le sabe ni el apellido o el teléfono de aquellos que viven al lado de su casa. Aquel padre que si sabe que número salió en la tripleta, que coche está de moda y porque equis celebridad no le habla a la otra.

A usted padre que trabaja de ocho a ocho y no le pregunta a sus hijos de sus amigos y compañeritos. A usted padre y madre que ve que su hijo se cierra cada día mas. Que se niega a ver que la ropa de su hijo está hecha jirones en su canasto de ropa sucia. Que vuelve con moretones y golpes sin explicación. Que encuentran sangre en su ropa interior.

A usted padre, que se dedica a mantener su hogar y a su amante del momento. A usted padre que trata de seducir a aquella niña de doce o trece años, hija del vecino de al lado. Hija de un compadre… nieta suya y la ve como mujer. A usted que lee estas líneas y se encuentra indignado por mis palabras.  Usted mismo que no piensa que está menor que usted “Seduce” Podría ser su propia hija o nieta, víctima de otro como usted, que le arruina la vida y probablemente su futuro.

A usted mujer, que no le pregunta a su hija, por aquel maestro, que sabe que acosa a su hija sicológicamente y luego ve notas “aceptables” y sin  justificación alguna ¿Podría ser su hijo o hija victima de acoso sexual?

USTED como dominicano, mayor de edad y que votó por el partido de gobierno  o de la oposición quien protege al poder Legislativo de nuestras Cámaras, quienes aprueban y engavetan leyes de protección de los menores. Aquellos mismos Legisladores, acusados de ultrajar menores y robarlas de sus casas. Aquellos que el peso de la ley no les cae porque se creen intocables.

A los mismos padres… ¡Si usted mismo! Que como herencia de los años treinta y cuarenta del siglo pasado, permite que sus hijas sean compradas como mercancía al mejor postor. Que las venden por deudas al colmadero. Que las brindan al mejor postor para que estos enfermos y sociópatas dispongan de ellas, robándoles la inocencia y su niñez y luego mantenerles sus hogares mediante el papelazo de "O me pagas o te denuncio". O peor aun, aquellos que esperan con las manos abiertas que alguien "Les haga el favor" para así "salir de los problemas". 

De aquellas madres y tutoras que en la prensa dicen "Ese hombre me le arruinó la vida a mi niña" Pero ¿Dónde estaba usted que no vio lo que pasaba delante de sus propios ojos?" Tal vez sabía lo que estaba pasando. Lo que le molesta es el hecho de "No haberle sacado mas en su momento". 

El incremento de 1811 embarazos en menores de trece años en el Hospital de San Cristóbal es una señal de alarma que es un pandemonium de NATURALEZA de SALUD PÚBLICA. Es una epidemia que cría y trae al mundo mas bocas que se benefician de un sistema de salud, deficiente de por si con la cantidad de personas que hay beneficiándose de ellas. ¿Por qué no tratarlo como se trata una alerta de Salud Real? 

Pero ¿Por qué la mayoría de los padres actúan así? ¿Por qué la prensa, la Iglesia y los sectores sociales de República Dominicana atacan solamente a las menores? ¿Aquellas que en verdad son las víctimas y no las victimarías?  

¿Por que los padres las venden y no las protegen? 
Porque no tienen los pantalones de hombres  y mujeres de honor para hacerlos ustedes mismos tratar de llevarlas adelante. Ustedes hombres y mujeres que,  olvidándose que sus padres hicieron lo mismo con ustedes y sacarlos de la inmundicia por donde ustedes pisaron, repiten los mismos errores de sus padres.

USTEDES Vecinos que a la clara saben que está pasando, y guardan silencio. Que deberían denunciar y prefieren callar. Dar la espalda, prolongando una práctica que por siglos ha sido ignorada y al mismo tiempo, sancionada pero NADIE hace nada.

Doy gracias a Dios cada día por la clase de hogar que tuve. Conservador pero hablando muchas cosas a la clara. No permitiendo “Ni familias ni amigos” de ninguna índole adquirieran confianza dentro de los muros de la santidad de nuestro hogar. Fuimos tres niñas que no conocieron la calle, y tampoco la desgracia que cientos de miles de niñas y niños de nuestro país enfrentan. Porque aminorar la cantidad no resuelve el problema. Ustedes han permitido que la situación se salga de las manos. Y no hacen nada para ganar control.

DEBEN DENUNCIAR esto. Si sabe de alguien que está vendiendo la niñez, denúnciela. Hay lugares que podrían abrirles la puerta. Esta situación está pasando en TODAS las clases sociales. No solo son la clase baja. EL ABUSO SEXUAL DE MENORES NO CONOCEN CLASE SOCIAL Y TAMPOCO SEXO. Hagan bulla. HABLEN. No se queden callados. Los padres, madres, abogados, maestros que en verdad LES IMPORTA lo que está pasando con nuestra niñez, griten, porque de lo contrario, ellos (los legisladores) no harán nada. La inmundicia nos seguirá arropando y de aquí no habrá nada bueno que sacar.

Pónganse en los zapatos de esas pobres niñas que son obligadas a callar por unos pesos, por “el que dirán” y es que lo único que tienen que decirles es “Si, te pasó eso, pero eres admirable. Eres hermosa… eres una sobreviviente”.


martes, 22 de enero de 2013

Haz lo que yo digo...


“Haz lo que digo, no lo que hago…”
Hace mucho que no escribo en este blog. Tengo tantas ideas para postear y sin embargo, se quedan enmarcadas en solo eso, ideas. Espero que en los próximos meses, sacar unos momentitos de mi agenda (cada semana más complicada) y brindarles un poco de mis pensamientos, los cuales a veces rayan en lo fantasioso pero pensamientos al fin.

Mi hermana dice que las personas cuando se vuelven padres y madres les colocan inyecciones de estupidez…  y es difícil no estar de acuerdo con aquella aseveración cuando sin ser madres (al menos ella y yo), vemos día con día los incidentes hogareños que los padres provocan con sus incoherencias, su desgane  por  convertirse en lo “que juraron que jamás serían” y eso es, espejo de sus propios progenitores.

Mientras el tiempo avanza vemos padres que si se entregan al diario vivir de los hijos son manipulados de manera tal que terminan siendo sirvientes, esclavos y dependientes sentimentales de sus hijos. Que compran el cariño, la atención y la disciplina de sus hijos con objetos y hasta comidas favoritas de sus descendientes; que son amigos y no padres.

La crianza de antaño se vivía con “Batuta y constitución” Alzar la voz o llorar sin provocación era impensable veinte años atrás. El saludo a la entrada o salida de un establecimiento o el saludo a los tíos, abuelos, padres y padrinos eran “sagrados”.

Ahora es un milagro si un niño en un lugar público saluda con cortesía o con reverencia a sus mayores. Si acaso tropieza o empuja a un adulto, es extraño que se disculpe o espere reproche. Incluso si la otra persona le reclama, viene el padre a demostrar que la educación (o ninguna) de su hijo está justificada al defender a su vástago y no ofrecer las disculpas necesarias.

Antes un niño no ponía mano en los establecimientos comerciales. Ahora es lo más normal del mundo que ellos correteen por ahí y hasta rompan objetos de valor sin la debida supervisión adulta.
 
Entonces viene lo mas gracioso, en donde hay padres que tienen un vocabulario digno  del peor de los mercados de la ciudad. No filtran ni tampoco controlan su manera de convivir con los demás, de expresar sus ideas o impresiones. Cuando discuten entre ellos, utilizan expresiones y dialectos que no esperan que sus hijos "Imiten" pero sin embargo ellos son los modelos a seguir. 

Pero esperan que sus hijos sean diferentes a ellos, claro, ellos sin contribuir al objetivo de esa meta.
Hace meses leyendo el twitter de una celebridad @iansomerhalder me tocó leer su experiencia mientras esperaba en fila de un supermercado y delante a él estaban una madre con su hijo. No recuerdo bien el detalle de la discusión pero se cerró con esto en donde la madre le reclama al chiquillo “Haz lo que digo, no lo que haga”.

Si  quieren que sus hijos sean entes productivos de una sociedad, como seres humanos solemos tomar modelos ideales (o no tan ideales) que se encuentran a nuestro alrededor. La mayoría de los casos es una figura que admiramos por la forma de comportarse y de pasar en la sociedad y con sus semejantes ya sean adaptados o rechazados de la misma sociedad. Por tanto ¿Cómo esperan los padres que sean entes de bien si ellos precisamente son los roles a imitar por los hijos?

Por tanto ¿Cómo hay padres que se sorprenden cuando sus hijos son arrestados o peor aún, asesinados en intercambios de disparos con las autoridades del orden o de grupos sociales por control de un sector en particular? ¿Por qué se sorprenden que sus hijos sean arrestados o se den a la fuga por cargos en narcotráfico o lavado de activos? ¿Se sorprenden aun sabiendo que la llegada de su hijo con dinero extra en la casa resulta altamente sospechosa?  Cuando de la noche a la mañana, aparece en un vehículo del año, con regalos ostentosos o con amistades de dudosa reputación.

Y entonces vuelve a mi mente la anécdota del actor Ian Somerhalder hace una semana cuando precisamente estando en un establecimiento me ha tocado vivir en carne propia este dicho de la anécdota del actor.

Una niña y su madre delante de mí. La madre estaba esperando turno para pagar y la niña insistía en un helado. La madre le dice que no. Que no va a comer helado y la niña insistiendo que quiere un helado. Cuando la madre se niega nuevamente, la niña dice una palabra obscena y la madre le da una galleta, pronunciando palabras obscenas mezcladas con “te voy a quemar la boca, que voy a hacer contigo” seguidas por más palabras obscenas usadas por la niña y al final le grita “Eso no se le dice a tú madre. Haz lo que te digo”. Y se marcha con la niña del establecimiento.

¿Cómo esperar que la niña actúe de otra manera cuando precisamente el modelo a seguir actúa precisamente de esa forma? Es difícil querer que la sociedad o sus individuos cambien cuando la mayoría actúa de una manera tóxica y entonces vienen a exigir disciplina, comportamiento opuestos a los que ellos mismos ponen como espejo en el diario vivir.  

Y para concluir repito lo que he leído de manos de una amiga twittera “Somos la última generación la cual aún respeta a sus padres y mayores” tal vez porque somos la última generación criados bajo el ejemplo y la creencia de "Haz lo que yo digo porque yo lo hago".